Saltear al contenido principal

Extracto del contenido del video de Joel Barker, «El poder de una visión», de 1993.

Esto sucedió en el corazón de Harlem, en Nueva York. Fue aquí que el señor Eugene Lang, en 1981,vino a dar un discurso a los niños que se estaban graduando de sexto grado.

Languin también se había graduado en aquella escuela pública, la «PS 121», en 1933. Pero ahora era un exitoso hombre de negocios.

A Lang le preocupaba seriamente las dificultades que estos niños enfrentaban, y deseaba infundirles alguna esperanza. Al sentarse en el escenario, observó las caras de los pequeños, la de sus familias y la de sus amigos, se dio cuenta de que las palabras por si solas tendrían poco sentido.

Así, de pronto, decidió cambiar el discurso que tenía previsto. Y los cambios que hizo también cambiarían para siempre la vida de aquellos niños.

Comenzó por establecer un vinculo personal con los niños, al contarles que había estado en Washington cuando Martin Luter King dio su famoso discurso «Tengo un sueño».

Luego les dijo: «Todos debemos tener un sueño. Nuestros sueños son importantes. Pueden ser nuestro futuro. Y la educación es la llave de ese futuro.»

Les hablo de su futura trayectoria a través de la escuela secundaria y luego de la Universidad. Pero al decir «universidad», Lang se dio cuenta de que esta resultaba ser un sueño inalcanzable para esos niños.

Entonces les dijo: «No piensen por un instante que no pueden ir al Universidad, porque si pueden.»

Luego, mientras las familias y amigos escuchaban, prometió proveer personalmente una beca universitaria a cada uno de esos niños que terminara la escuela secundaria.

Allí estaban, todos esos niños de sexto grado pensando que no podrían asistir a la Universidad, y de repente esta promesa.

El señor Lang se sentó entre los aplausos de la audiencia. Pero sabía que el dinero solamente no sería suficiente. También debía proporcionar un medio para alcanzar este fin.

Así que, inmediatamente, además de contribuir con su dinero, el señor Lang creó una estructura de apoyo con los maestros, los padres y la comunidad, para darle apoyo a los estudiantes y lograr que ese maravilloso sueño se hiciera realidad.

A partir de la historia de esta escuela se hubiera podido predecir que de esos niños de sexto grado solo el 25% terminaría la escuela secundaria. Y que de ese 25%, prácticamente ninguno continuaría estudios universitarios.

Sin embargo, gracias al señor Lang y al apoyo de la comunidad, 48 de los 52 estudiantes terminaron los estudios secundarios. Y de esos 48, 40 continuaron sus estudios en la universidad.

En la escuela «PS 121», en el corazón de Harlem, vemos perfectamente ilustrado lo que escribió Bejamin Singer, «Los sueños de un niño, que con la ayuda de la comunidad logra superar obstáculos económicos y familiares, pueden motivar a que ese niño alcance metas extraordinarias».

Por eso cuando les preguntamos a nuestros niños «¿qué quieren ser cuando sean grandes?», los estamos ayudando a pensar en algo sumamente importante.

Nunca consideres sus respuestas como triviales, aún si cambian de opinión todas las semanas. Escuchemos con atención a nuestros niños para darles a entender que sus sueños son importantes y nuestro interés en ello les da la confianza y las capacidades necesarias para que puedan perfilar su propio futuro.

Tanto para las naciones como para los niños, observamos el mismo patrón, el mismo poder, el poder de una visión positiva del futuro.

Texto recopilado y preparado por Cograf Comunicaciones, como lectura de apoyo en nuestros programas de entrenamiento.

Volver arriba